lunes, 2 de julio de 2007

La reunión...

Los gritos provenientes de la plaza volvieron a invadir el ambiente. El silencio del bosque parecía incrementar todos los sonidos, especialmente el rápido latir del corazón de Grownn.
Miró alrededor para buscar una rama de tamaño mediano, tomó un hacha de su cinto y la dejó casi como un palo. Con un par de golpes dejo en cada extremo una punta algo afilada y la clavó en el suelo. Se dirigió al cuerpo decapitado de la extraña criatura que yacía cerca. Cogió la cabeza con ambas manos y la enterró en la parte superior de la estaca recién clavada.

- Maldita bestia...servirás de alimento a las criaturas del bosque...- murmuró mientras volvía al lugar donde su hermano descansaba. Pensó un momento y llegó a la conclusión de que no sería buena idea llevar el cuerpo a la ciudad. Revisó cuidadosamente el cuerpo en busca de algún recuerdo que pudiera llevar encima pero no encontró nada.
Trató de quitarle la coraza del pecho, pero las abolladuras provocadas por el combate se lo impidieron.
Sin nada más que hacer, Grownn cogió un puñado de tierra y la dejó caer suavemente sobre el cuerpo de su hermano.
- Descansa en paz hermano, guía mis pasos y dame valor cuando lo necesite...adiós- Dijo mientras se colgaba su arma en la espalda y cogía el hacha doble orca de su hermano, un arma poderosa que sin duda su padre merecía conservar.

A medida que salía del bosque, Grownn divisó a lo lejos la extraña llama de la criatura que vio hacía unos momentos en la plaza, los gritos no cesaban, pero volver solo a combatir no era una idea muy convincente. Tomó rumbo al fortín para ver si su padre estaba ahí, o algunos guardias a quien pedir ayuda. Enfiló el rumbo por una calle silenciosa, no se veían luces en las casas aledañas, ni personas, ni las mismas ratas que nunca faltan.
A lo lejos, en la torre del fortín divisó una extraña figura que no parecía ser de la guardia.
Grownn se ocultó en las sombras, trató de no hacer ruido y se acercó. La lejanía impidió esclarecer dicha figura, pero notó que vestía como los encapuchados de la plaza y eso no le trajo buenos pensamientos.

Decidió alejarse, pero en ese mismo instante, las puertas del fortín se abrieron, y salieron un par de criaturas parecidas a grandes lagartos.
El joven semiorco se propuso alejarse de ahí cuanto antes, las criaturas se movían a ambos lados de la calle rastreando atentamente.
Afortunadamente Grownn encontró una caja donde ocultarse, y no dudó en hacerlo. A través de un agujero en la caja pudo ver como las criaturas se acercaban cada vez más. Debía pensar rápido que hacer para no ser descubierto, registró el interior de su escondite pero no encontró nada, así que cogió un hacha arrojadiza de su cinto y la tiró con todas sus fuerzas detrás de los lagartos.
El ruido de las cajas cayendo atrajo la atención de las bestias, quienes se movieron muy veloces al lugar. Acto seguido Grownn vio como una lluvia de flechas provenientes de la torre, llenaba el lugar donde su hacha había golpeado y sin pensarlo dos veces salió de su escondite sigilosamente, dejando el arma de su hermano.
- Volveré por ella hermano...- pensó.

Mientras caminaba escuchó a sus espaldas un extraño lenguaje y un par de flechas le cayeron cerca. Grownn comenzó a correr con todas sus fuerzas, sintiendo a sus espaldas como los lagartos le seguían los pasos. Podría enfrentarse a uno, pero si se veía rodeado no sobreviviría.
Atravesó vertiginosamente las desiertas calles, escuchando a sus espaldas mas ruido de patas, lo que significaba que más criaturas se sumaban a la persecución, pero no miró atrás.
Tomó su arma y mientras corría desesperado divisó cerca una iglesia con una puerta abierta. No veía otro escondite más cercano, dentro tendría mas posibilidades de sobrevivir.
Esperando que hubieran personas en su interior gritó en lenguaje común:
- AYUDAAA...AUXILIO!-
Con la velocidad que traía se percató a último momento que en la entrada había un obstáculo. Saltó sin detenerse al interior, como si pudiera volar giró en el aire para caer de pie unos pocos metros mas lejos de la puerta, arrastrando muchas bancas cercanas. Se puso en posición de defensa, esperando que entrara algún reptil mientras ojeaba donde había caído. Una luz cerca del altar atrajo su atención, detrás de la llama de una antorcha la cara de un humano sorprendido le dijo:
- ¿Eres Grownn, el que vive en el dojo de los semiorcos?-
- Respondo a ese nombre, ¿estás solo?- Preguntó Grownn mientras el humano le indicaba con la mano la puerta. A ambos lados de ésta un par de figuras algo pequeñas pero bien fornidas esperaban atentos el ingreso de las criaturas.

No pudo intercambiar más palabras, porque velozmente un lagarto entró de un salto al recinto. Una de las sombras de la puerta sacó chispas de sus manos y prendió fuego a unas bancas para impedir el ingreso de las demás.
Grownn se abalanzó rápidamente sobre el reptil, blandiendo su hacha, pero la criatura lo esquivó.
Acto seguido recibió un golpe que la armadura soportó muy bien, aunque el dolor del impacto se dejó sentir.
Una de las personas que esperaban en la puerta se acercó por detrás del enemigo y trató de sujetarlo, pero no pudo.
La bestia se abalanzó sobre Grownn y siguió golpeando sin piedad, usaba ambas garras y su hocico lleno de dientes afilados. Grownn se volvía cada vez más lento. Se sintió cansado debido a la carrera, divisó que otras bestias habían entrado a la iglesia antes de recibir un golpe directo y cayó al suelo inconsciente.

Frente a sí, vio a lo lejos a su hermano que le hacía señas, Grownn corrió hacia él, pero no podía alcanzarlo a pesar del esfuerzo. Notó que algo lo jalaba hacia atrás y despertó.
Cerca estaba una de las personas que custodiaban la puerta, rodeado por dos reptiles. Se puso de pie y atacó a la más cercana. Logró golpear, aunque sin mucho efecto, pero dejó el combate más parejo.
El nuevo reptil parecía más fuerte que el otro y atacó rápidamente.
Rajó algunas partes de la armadura que Grownn vestía, abriendo nuevas heridas.
El dolor se hizo insoportable y antes de caer nuevamente al suelo, el semiorco pudo golpear efectivamente.
Todo se volvió negro nuevamente, a pesar de que desde lejos Grownn podía oír el combate. No podía incorporarse, los párpados le pesaban y el cuerpo entumecido ya no respondía.

De repente notó una mano de encima que le entregaba calor y energía. Abrió los ojos y vio que una de las personas sonreía a través de una tupida barba. No alcanzó a agradecer ya que otro reptil se acercó velozmente a donde estaba y atacó al barbudo ser.
En un acto desesperado Grownn rodó por el suelo evitando un par de golpes del enemigo y se puso de pie para defenderse.
Una de las bestias tropezó y cayó, y Grownn aprovechó esto. Con el resto de fuerza que tenía asestó un golpe dejando al reptil inconsciente. Parecía posible una victoria, lo que animó más a los sobrevivientes de la iglesia. Por un lado, el otro personaje robusto que blandía un arma parecida a la de Grownn, tenía a sus pies a un reptil partido a la mitad, y el humano vendado, que también tenía a uno de los reptiles tirados tras sí, golpeaba el enorme ventanal logrando romperlo. La vía de escape estaba lista, y sólo quedaban 2 reptiles.

Uno de ellos se abalanzó sobre Grownn, mientras que el otro corrió sobre el delgado humano. Éste no pudo esquivar un poderoso mazazo y salió despedido un par de metros más allá, quedando inconsciente. Ambos personajes barbudos no dejaron actuar a la criatura, ya que rápidamente se abalanzaron sobre ella y la liquidaron. El que despertó a Grownn de su sueño y lo arrancó de las manos de la muerte tomó entre sus manos la cabeza del ultimo reptil que permanecía inconsciente y le quebró el cuello.
Estaban vivos por ahora, tendrían que salir de ahí cuanto antes...

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