jueves, 5 de julio de 2007

Un extraño encuentro...

No había tiempo que perder. El techo de la iglesia ya se venía abajo debido a las llamas que se extendían cubriéndolo casi todo. La única vía de escape posible estaba a pasos. Grownn se acercó al humano que yacía en el suelo, y con la ayuda de una de las robustas pero pequeñas personas lo cargaron, y se acercaron al ventanal. El otro personaje buscaba algo que Grownn no alcanzó a comprender, su acompañante asomó la cabeza por entre los vidrios rotos y como no vio moros en la costa, salió.
Grownn estaba por salir cuando la techumbre se desplomó, pero gracias al otro barbudo ser que lo empujó a tiempo, salieron todos ilesos.

Ya afuera, el joven semiorco pudo percatarse que eran enanos quienes habían combatido a su lado, el humano estaba muy herido, e inconsciente.
Todos presentaban serios daños en sus armaduras, y quedarse ahí no era una buena idea.
- ¿Quién eres? ¿Conoces algún lugar seguro?- preguntó uno de los enanos.
- Mi nombre es Grownn, y el único lugar seguro que conozco son las montañas y el gran bosque...no creo que sea buena idea dirigirnos hacia esa llama que se ve a lo lejos, así que podríamos ir hacia el sur- dijo Grownn esperando no tener que toparse con algún enemigo.
- Creo que voy a avanzar primero, si no veo algún peligro delante, les aviso que avancen- dijo y partió rápidamente, casi sin hacer ruido, moviéndose entre las sombras de las construcciones, mirando con sumo cuidado. Cada cierto tiempo, Grownn volteaba y avisaba con un movimiento de mano que lo siguieran los demás. Los 2 enanos avanzaban lentamente cargando entre ambos al humano herido.
Uno de los enanos cargaba una armadura muy ruidosa y eso ponía en peligro a los demás. Cuando llegaron a la posición de Grownn este dijo:
- Haces mucho ruido con esa armadura, deberías quitártela-
El enano de mala gana se la sacó de encima, pero en su interior sabía que el semiorco estaba en lo correcto, y no dijo nada.

Así se acercaron cada vez más al dojo de Takeda, que a lo lejos parecía desierto.
Grownn avanzó nuevamente para explorar cuando sintió a sus espaldas unos extraños ruidos. De repente un par de virotes cayeron cerca de su posición y Grownn a duras penas logró esquivarlos. Los proyectiles venían del techo de las construcciones, y debido a la lejanía, el semiorco no pudo notar más que pequeñas siluetas.
Los acompañantes notaron el ataque y trataron de ponerse a cubierto, pero un virote dio directo en la espalda de uno de los enanos, dejándolo tumbado en el suelo. El otro enano, dejando en el suelo al humano que cargaba, corrió a toda velocidad y usando su escudo logró detener otro proyectil.
- ¿QUIENES SON? ¿PORQUE NOS ATACAN? BAJEN Y PELEEN VALIENTEMENTE!- gritó Grownn, pero no obtuvo otra respuesta más que un par de virotes que se clavaron cerca de sus pies.
A lo lejos pudo ver como el enano que seguía de pie hablaba con las sombras y parecía que ellas no lo atacaban.

De pronto una de las sombras bajó de su escondite revelando a una persona pequeña, parecida a un niño que portaba una ballesta, se acercó al humano inconsciente y lo despertó.
Por la lejanía de la posición, además de la atención prestada a un posible nuevo ataque, Grownn no escuchó muy bien la conversación, sólo vio que el pequeño se alejaba del humano y le disparaba.
Sorprendido, el semiorco pudo apreciar como el humano desviaba el virote con una de sus manos, lo que pareció convencer a los extraños atacantes, quienes desaparecieron tal y como habían llegado.

El humano ya recuperado indicó a los demás que ingresaran al dojo, que era su hogar y ahí no correrían peligro. Grownn se acercó al enano herido, y luego que su compañero le extrajera el virote y lo vendará, lo cargó al interior de la escuela de monjes de Takeda. El interior de la construcción parecía desierto, ni luces ni ruidos. Cerca de la entrada Grownn notó que alguien abría una de las ventanas del segundo piso, y lo más despacio que pudo le dijo al enano que seguía en pie:
- Hay algo en el piso superior- y dejando al enano durmiente en el suelo, tomó su arma y esperó a un costado de la entrada, en posición de defensa. El humano ingresó sin miedo al interior, buscando algo. Mientras que el enano metía su cabeza en la puerta para ver, Grownn pudo ver un extraño destello que provenía del interior.
- He visto que no has tratado de matar a mi compañero, no somos enemigos, éste es el hogar del humano y venimos buscando refugio- dijo con potente voz el enano entrando a la habitación.
Las palabras convencieron al extraño personaje, quien subió de inmediato a la parte superior del dojo. Siguiendo los pasos de los demás, Grownn cargó nuevamente al enano inconsciente y subió.
Pudo ver que la pequeña habitación estaba iluminada por unas pequeñas piedrecillas, cerca del individuo un par de bultos en el suelo.
- ¿Pueden ayudar a mis compañeros?- preguntó y de inmediato el enano se acercó a los bultos y usando su extraña magia pudo despertarlos.
- Me gustaría que los cuidaran hasta que vuelva, al amanecer regresaré...- dijo y desapareció escaleras abajo.

El humano se acercó a un estante y de él sacó unas cuantas botellas
- Son pociones curativas- dijo y repartió algunas. Grownn le dio de beber el contenido de una al enano, quien despertó inmediatamente, algo extrañado.
Luego de beberse el contenido de una botella, el semiorco se sintió un poco más aliviado, se acercó a los cuerpos somnolientos de los bultos que permanecían en el suelo y distinguió a un espigado elfo y a un pequeño niño, o eso parecía.
Tomó de la capa al mago y lo arrastró hacia la muralla para dejarlo sentado, pero éste despertando repentinamente y claramente asustado atacó a Grownn.
Por poco y asesta un buen golpe que el semiorco detuvo muy bien.
- Golpeas bastante fuerte, elfo. No te haré daño, descansa- dijo y se dirigió hacia donde el niño para hacer lo mismo.
Luego se acercó al enano que lo había salvado en la iglesia, se sentó a su lado y pudo relajar los tensos músculos para descansar aunque fuera un momento.

* Imágen sacada de aca

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